mardi 13 juillet 2010

Tierna y dulce historia de amor.

-¿Fue usted?
-¿Quién?
-La que gritaba. Abajo. En el tren. Mientras empezaba a moverse. Mientras todos, nosotros, los pasajeros dejábamos atrás recuerdos y nos aferrábamos al futuro con ilusión, como niños que se aferran a sus golosinas para no tener que comerse la cena. Estaba usted allí, mientras el tren cojía velocidad. Mientras nos íbamos para quizás no regresar jamás. Mientras odiábamos el lugar del que nos marchábamos y amábamos nuestro lugar de acogida. ¿Estaba usted allí?.
-Quizá.
-Estaba usted allí. Yo la ví. Llevaba una trenca negra que parecía a ver pasado por mil guerras, por mil batallas, por mil pérdidas.¿Llevaba usted una trenca?
-Quizá.
-No sé que fue lo que me hizo fijarme en usted. ¿Fue su pelo corto tal vez? ¿Sus piernecillas enfundadas en unos vaqueros desgastados? ¿Sus pequeñas manoletinas negras?.
-Quizá.
-Llevaba usted en la mano una pequeño bolso negro. De cuero.
¿Llevaba usted ese bolso?
-Quizá.
-¿Estaba usted allí entonces?
-Quizá.
-¿A quién gritaba? Si me dice que a su novio, compañero, o como lo llamen ustedes ahora tendré que pegarle un par de guantazos por abandonar a semejante señorita al pie de las vías.
-Quizá.
-¿A quién, pues?
-A usted. Le gritaba a usted. Para que me oyera. Para que no me abandonara. Yo me fijé antes en usted. Mucho antes de que usted se fijara en mí. Justo cuando se bajó del coche en la estación. Lo seguí, tenía una corazonada.
-¿Una corazonada?
-Sí. Pero de las bonitas. De las que te cambian la vida para siempre. Las corazonadas que sólo existen en las películas y en las novelas románticas que leo, en las novelas románticas que están a saldo porque nadie las cree. Yo sí.
-...
-Entonces lo ví, a usted. Lo vi bajarse de aquel coche tremendamente caro con una gabardina tremendamente cara, también. Porque mi trenca será roñosa pero seguro que me costó la mitad que a usted esa fea gabardina. ¡Qué fea que es!, quizá debería darle las gracias a su gabardina. Quizá gracias a ella me fijé en usted.
-...
-Como le contaba, lo ví bajarse de aquel coche ¿he dicho lo caro que era?. Bueno sí. Eso. Y nos imaginé paseando por París de la mano. Nos imaginé riéndonos de la gente que nos miraba mal por nuestra diferencia de edad. ¿Cuántos años tiene usted? ¿Quizá 40?
Yo tengo 15. Pero da igual. Me da igual. Nos imaginos casados (cuando yo termine la universidad, claro), nos imagino con hijos, muchos hijos. Nos imagino juntos. Siempre.
-...
-No me mire así. No estoy loca. Usted me buscó primero. Me buscó para explicarme lo que había sentido al verme. Pero no tiene nada que explicarme. Lo he sentido yo misma. Y antes. Con usted. Esta mañana.
-¿Como sé que sintió lo mismo que yo, acaso?
-Usted está tan perdidamente enamorado de mí, como yo de usted, por supuesto.
-Es una locura creerse enamorado de alguien que has visto fugazmente esta mañana.
-¿Y qué no es una locura ahora, dígame?
-No sé.
-Quizá usted tenga razón y sea la mayor locura jamás contada. Pero será nuestra locura. La de usted, la mía. La de nadie más. ¿Va a dejar marchar esta locura, entonces?.
-¿Acaso piensa que voy a abandonar a una diminuta señorita al pie de una vía después de que haya parado el tren sólo por hablarle? Debería estar chiflado. Y qué quiere que le diga, prefiero estar chiflado de amor que de cobardía.






Si se callase el ruido
oirías la lluvia caer
limpiando la ciudad de espectros,
te oiría hablar en sueños
y abriría las ventanas.
Si se callase el ruido
quizá podríamos hablar
y soplar sobre las heridas,
quizás entenderías
que nos queda la ESPERANZA.

ISMAEL SERRANO (L).

3 commentaires:

  1. Gracias por poner el premio y por tener un blog tan ...., que me gusta mucho y ya está.
    Bss

    RépondreSupprimer
  2. Me encanta el texto, parece el guión de una película francesa:)
    Un besito

    B.

    RépondreSupprimer
  3. ¿En serio? Dios, me encanta esa frase, todavía la pinté el otro día en un muro que tenemos una amiga y yo en medio de la ciudad, dónde escribimos frases que nos gustan y tonterías (ya sé que tenemos ideas muy raras) y adoro Amelie. Un besito:)

    B.

    RépondreSupprimer

A veces hay cosas que es mejor contarlas.
Sólo por si acaso.