vendredi 10 septembre 2010

Es el principio del final (en la habitación roja)



En la habitación roja había neblina blanca. Gotas de lluvia en los cristales. Moho en los rincones.
-Tengo frío -dijo ella.
-Es la humedad que traspasa las paredes -aclaró él.
-Es la soledad que atenaza los corazones- sentenció ella.
Allí, en aquel punto ínfimo de la habitación roja donde no existían los caleidoscopios ni los caminos trazados con los dedos. Allí, donde el corazón se volvía más oscuro y las paredes se teñían de color granate. Se debía a una situación lógica. Pongamos que la habitación está pintada de rojo. Pongamos que la habitación es el corazón de ella. Pongamos que el corazón de ella rebosa dolor el alguna parte. Pongamos que ese dolor empapa las paredes. Las consume y las llena de bacterias. Pongamos que esas paredes ya nunca más vuelven a ser rojas. No se recupera lo que se pierde. La habitación rojiza va disminuyendo poco a poco. Como si las paredes se fueran acercando poco a poco al centro de la habitación. Donde se encuentra ella. Donde se encuentra él. Ello. Estas paredes avanzan poco a poco. Consumiendo la alegría. Demasiadas desilusiones que acumular. Demasiados sentimientos rotos que guardar. Ya no queda mucho espacio. Ten cuidado. Puede ser que pronto la habitación no dé a basto. Entonces las paredes chocaran unas con otras. El techo caerá encima de ello. Y no habrá vuelta atrás. Repito.
-Asegúrate a quién dejas entrar a tu habitación rojiza. A tu corazón. Pues pronto seremos muchos y no habrá sitio para todos.- repitió él.
-¿Y qué pasará entonces?- preguntó ella.
-Tú podrás salir de aquí, al fin y al cabo es tu propio corazón, estás aquí como huésped. Digamos...viendo el panorama. Observando si yo sigo aquí o si me he ido. Si sigues enamorada de mí o si ya me has olvidado. Es obvia la respuesta ¿no?. Premio. Sigo aquí. Pero los demás, los próximos a mí. Los que vengan después. Ya no habrá sitio para ellos. Los recuerdos habrán avanzado demasiado. Tu corazón estará demasiado dolorido. No habrá espacio libre lleno de oxígeno de la esperanza. Todo pasará a ser frío y gris. Ni corazón rojo ni narices. Una habitación gris será esto. Asi que date prisa. Encuentra pronto al amor verdadero. No permitas que te hagan más daño. No hay corazón ni ganas suficientes para más dolor, para más desamor. No lo hay.
-¿Y si no lo encuentro pronto? - continuó ella.
- Entonces no habrá forma de que tu corazón esté a salvo. Se derrumbará como una habitación vieja y vacía.
-¿Moriré?
-Dime, ¿Se puede morir de pena? ¿De dolor de corazón roto? ¿De causas perdidas, de desesperanza?
-Sí.
-Entonces ahí tienes la respuesta. Yo te he avisado. No vuelvas aquí. No gastes demasiado aire en pensar en mí. Búscalo.
-¿A quién?
-Al verdadero ÉL.

6 commentaires:

  1. Y qué exactitud para escribir. Gustame.

    (Una lamparita roja para que
    haga juego con la pared).

    RépondreSupprimer
  2. Sí, sí que se puede morir de pena.. de tristeza.

    RépondreSupprimer
  3. que bonito el texto!
    yo también tengo ganas de ponerme capas y capas de ropa.

    besitos guapa
    gracias por comentar

    RépondreSupprimer
  4. Me alegra ver que todavia hay gente que cree en el amor y esas cosas, ya pensaba que tendria que coger mi maquina del tiempo y volverme para el siglo XVII.

    Muak!!!!

    RépondreSupprimer
  5. que palabras tan bonitas...y romanticas!
    Bueno de otra Toledana que te sigue!

    www.todieforchic.com

    RépondreSupprimer

A veces hay cosas que es mejor contarlas.
Sólo por si acaso.