samedi 30 octobre 2010

De Daniel Arnauld Frisel a Anna Kariouskt Hulden (II)

Recuerdo cuando ella me decía que se nos pasaba el mundo sin darnos cuenta. ¿Te acuerdas Anna?. Todo ese pesimismo infundado que ponía al contarlo. Al decirlo que se nos escapaban las horas entre las puntas de los dedos y jamás las recuperaríamos. Quizá fuera verdad. Es verdad. Ahora lo entiendo. Tal vez por eso pensó en desaparecer. En huir. Hallá donde el tiempo avanza más despacio. Todo se vuelve uniforme e insípido. ¿Tú qué crees?. Ha pasado tanto tiempo ya...¿catorce años, Anna?. Y aún sigo esperando que ella regrese. Todavía la sigo llamando al móvil cuando me acuerdo. Y no son pocas veces. Ni siquiera se ha molestado en darlo de baja. Ya sabes como era Olvido, así de olvidadiza. Nunca mejor dicho. Recuerdo cuando se olvidaba de sacar las galletas del horno y se quemaban todas. Y luego la casa, nuestra casa, olía a humo negro durante días. Recuerdo cuando se olvidaba de comprar el pan o de pagar las facturas de la luz y entonces teníamos que sobrevivir una semana con velas y pan bimbo. Recuerdo tantas cosas, Anna. Y me martidizan una y otra vez. Como si te apuñalaran constantemente. Tan doloroso. La única esperanza que me mantiene en el mundo es pensar que ella un día volverá. Que dirá que se ha equivocado y que todo ha sido una mentira. Un teatro universal. Un complot maquiavélico. Algo planeado. Y la veré bajarse del taxi en una noche lluviosa como ésta, desde la que te escribo. Y que lo que pasó la última noche sólo fue un producto de mi mala memoria. Que ella nunca llegó a escribir aquellas palabras en el vaho de aquel colectivo. Que la estupidez convirtió el recuerdo en pesadilla. Sólo eso. Nada más. Me aturde el pensar que moriré sin verla. Sin pisar el límite del Círculo Polar como prometimos. Sin besarnos debajo de la torre Eiiffel. Sin viajar a Australia. Sin morir de la mano. Si no que lo haré sólo y vacío. Vacío por dentro. Muerto por fuera. Como ahora. Como siempre desde aquel jodido Octubre, Anna. Dime si sabes algo. Dímelo por favor. Sé que lo ocultas. Que tu amistad por ella lo vale. ¿Vas a dejar que muera por ella?. Sabes que lo hago a cada segundo que pasa. La echo de menos. Díselo, por favor.

Daniel.

3 commentaires:

  1. Nueva seguidora, lindo texto y blog niña de menta :3

    Uuu-uh.

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  2. "Que la estupidez convirtió el recuerdo en pesadilla".
    Precioso texto.
    Un beso.

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  3. Belén, ¡muchas gracias por esa tostada con mermelada y también por la velita, claro! Por alguna razón, que no entiendo, nunca había entrado en tu blog. Y me encanta, así que tengo que ponerme al día. ¡Encantada!

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A veces hay cosas que es mejor contarlas.
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