mercredi 1 décembre 2010

Los pájaros de tu muñeca.

A veces le salían pájaros de las muñecas y se pasaba los días buscándolos. Entre los huesos carpianos y el cúbito tenía un pozo de soledad y amargura. Por allí se escapaban. Era tan grande que no podía taparse con tiritas. Preferían echar a volar los domingos, después del café de las doce. Si hacía viento se dejaban llevar y si no movían sus alas bien fuerte. Como si tomaran el impulso de luchar contrar algo. Como si pensaran que se oponían a algo, cuando todo estaba a su favor. Al marcharse dejaban líneas de puntos que si las unías formaban palabras. Otras veces eran caminos de vuelta, para no perderse entre las nubes del insomnio. Una vez se le perdió un pájaro y no volvió. Dejó el hueco vacío en su muñeca. El dolor entraba por ahí tan fácilmente que a veces se tenía que apretar la muñeca con los dedos de la otra mano para que dejara de sangrar ilusiones. A veces se escondían entre las venas para no pasar frío. Otras veces llegaban incluso al corazón. Y revoloteaban entre las costillas. Oprimiéndole el pecho y las ganas de llorar.

3 commentaires:

  1. ay por favor, que cosa tan achuchable eres

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  2. Que guay.... y por favor.. Batido de chocolate con almendras garrapiñadas... <3

    muamuamua!

    www.sickbytrend.com

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  3. Vaya, a los míos les ha dado por pararse en las ramificaciones de mis venas.
    (:

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A veces hay cosas que es mejor contarlas.
Sólo por si acaso.