jeudi 18 novembre 2010

Los que todo el mundo ve y no son invisibles.



A veces se me ocurría pensar que me querías. Y dibujaba en el bizcocho del desayuno. En las gotas del zumo. En las esquinas de la calle transversal. En mis mejillas. Dibujaba mi futuro a tu lado. Nunca me paré a mirar si se borrarían con el tiempo. Si la pintura desaparecería. Si no resistiría al agua salada. Si tal vez se confundiría con lo real. Recuerdo cuando me dolía el corazón demasiado de quererte. Que pensaba que estallaría de un momento a otro. Y me resistía a base de Ibuprofenos. Y me apretaba bien fuerte la chaqueta al salir a la calle. Me subía la cremallera hasta el cuello. Para que no le entrara la curiosidad y tuviera más ganas de salir fuera. Por si las luciérnagas le cogían cariño. Y él a ellas. Fue por lo tanto un descuido mío lo que pasó después. Tenía que haber tenido más cuidado al escoger los rotuladores. Comprar esos de los que no se borran con el paso del tiempo. Los que todo el mundo ve y no son invisibles. Sería eso. Pero, ¿dónde se compran?. ¿Dónde se compra el amor eterno?. ¿Está al lado de la tienda de amores efímeros?. Estará en bancarrota. Tal vez mis pies no lleguen ni de puntillas a su escaparate. ¿Tendrán corazones en las vitrinas?. ¿Se gastaran alguna vez?.


2 commentaires:

  1. ni los corazones rotos se compran, siempre hay alguien dispuestos a quererlos y achucharlos porque si, solo hay que esperar y esperar, a lo mejor cambiando el zumo por batido...¿quien sabe?

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  2. No podemos comprar corazones pero si pedirlos prestados. El único problema es que no sabes hasta cuando te los cederán. La clave es encontrar el adecuado! :)

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A veces hay cosas que es mejor contarlas.
Sólo por si acaso.