dimanche 26 décembre 2010

La infancia de Pete.

A veces se le escapaban algunas cosas porque no oía bien con el oído derecho. Algunos verbos en plural o las terceras personas. Incluso se inventaba historietas sobre lo que la gente le contaba cuando no podía oírlas. ¡Qué cara tan graciosa tenía su madre enfadada!. ¡El conductor del autobús escolar los lunes por la mañana!. ¡Su profesora de plástica!. Muchos niños se reían de él porque no jugaba bien al balón prisionero. Él no tenía la culpa si no oía su nombre y no corría de un lado para otro. Por eso siempre iba de la mano de un cajoncito de plástico, con su nombre bien grande escrito en la cara frontal "PETE". Allí metía las tarjetas de débito usadas que se encontraba dentro de las cabinas de teléfono. A veces se le encajaba el cajón con la puerta hasta que un hombre grande venía y le sacaba despacito de allí. Él giraba la manivela que tenía detrás del oído derecho y así no oía al hombre grande regañandole. También guardaba su osito de peluche descosido y un poco de plastilina. Cuando se cansaba cogía los papeles del suelo y hacía barquitos de papel que dejaba caer por las alcantarillas. Pensando que seguro que allí tenía un final más bonito y feliz. También hablaba con los barquitos antes de lanzarlos, pero eso ya es otra historia. Siempre llevaba los pantalones medio rotos porque los niños le solían pegar los martes. A él se le escapaba el pis cada vez que los veía venir, tan grandes y tan fuertes, y lloraba a moco tendido. Muchas veces su madre venía en los recreos a hacerle compañía, con una cajita de pastitas de chocolate y amor a raudales. Pobre Pete, decía.

3 commentaires:

  1. yo también me invento a veces cosas cuando no escucho o no entendo a la gente (:

    RépondreSupprimer
  2. debería hacerse un animalito con la plastilina. un elefante le iría bien, aunque quizás le guste más una jirafa. así cuando se sintiera solo o tuviera miedo podría contarle cosas, y seguro que él se reiría fuerte y le contagiaría. a mí me funciona, por eso te lo digo. seguro que a él también.

    pd: ¿puedo quererle los jueves?
    pd2: me gustas. pero no se lo cuentes a nadie, que luego me da vergüenza (que yo estas cosas no se las digo a cualquiera, eh)

    y de postre, buñuelos y leche.

    RépondreSupprimer
  3. Ay, que me sacas las lágrimas a palabras, y eso no esta bien.
    Quizás Pete pueda prestarme algo de plastilina y podamos jugar los dos juntos.

    Muás

    RépondreSupprimer

A veces hay cosas que es mejor contarlas.
Sólo por si acaso.