dimanche 10 octobre 2010

Domingo.




¿Qué clase de clavículas son éstas?. ¡Que se enamoran perdidamente de las gargantas y cómo narices las sacas de ahí!. Cachis. Mucho zumo de naranja en estos casos. Pero bébetelo rápido que las vitaminas se van volando. Doce zumos de naranja al día se bebía la niña de las trenzas infinitas. A falta de leche de luciérnaga brillante, pues. El duende de jardín se la había llevado toda. Para él solito. Egoísta. Y la niña seguía corriendo sin poner los pies en el suelo. Para no pisar el césped y que no se enfadara con ella. Porque si el césped lo hacía, se enfadaba, entonces encendía rápidamente los aspersores y la lluvia de gotas de agua caía sobre ella. Y la mojaba. Y la clavícula se volvía contagiosa. Y decía achís constantemente. Y necesitaba kilómetros de papel con olor a miel para calmar su nariz sonrosada. Y algidol y todas esas cosas bonitas que terminal con dol. De dol-or. De garganta, digo.

O de clavícula, mejor.


3 commentaires:

  1. Muchísimas gracias...
    Casi no me lo creo cuando lo he visto, es alucinante!!
    Un beso grande! :)

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  2. un zumo de pomelo hacen tres de naranja. igual si cambia no tendría que usar tanto el exprimidor.


    (le presto mi capa antilluvia,
    así podrá pisar el césped todo lo
    que quiera)

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A veces hay cosas que es mejor contarlas.
Sólo por si acaso.