lundi 8 novembre 2010

Se me eriza la piel de pensarte.



Le gustaba jugar al trampolín en su garganta. Deslizarse y zas!. Caer con la seguridad de que no se romperá ningún hueso en el intento. Tal vez un par de arterias de esas que llevan al corazón, pero nada más. Disfrutar de los momentos sencillos trepando por su clavícula. Repasando anatomía desde la cabeza hasta las puntas de los pies. De ella, digo. Que se le erizara el pelo de la nuca hasta límites insospechados. Donde yo no llegué nunca. Quitarle el jersey despacito, para que no se escapase ningún sentimiento entre las costuras. Vivir en el hueco cóncavo de su cuello. Dónde no existe otra cosa con el amor puro y etéreo. Una utopía carnal. Amor sin precedentes. Sin conservantes ni aditivos. Sólo sueños que se mueven como un noria grande y estúpida de tanto soñarlos. Sólo eso. Ahora se me escapa la amargura entre los dedos. Pensando que no podré trazar nunca más sus venas con las puntas de mis dedos. El camino hasta su corazón. Dónde no hay valientes y todos somos unos cobardes. Nunca más.




2 commentaires:

  1. No siempre uno es capaz de conseguir ver esos detalles :)
    Me encanta.

    Una lluvia de caramelos de frambuesa ♥

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  2. Adoro cómo defines todo. Es encantador.

    :)

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A veces hay cosas que es mejor contarlas.
Sólo por si acaso.